“Ese perro”

Así lo llaman, ni un nombre, sólo “ese perro”.

No tiene collar ni etiquetas, nadie lo busca, está sucio, flaco, asustado, sólo.

“Ese perro” durmiendo detrás del contenedor de basura, “ese perro” que se estremece cuando las manos se acercan a él, “ese perro” que come basura porque no sabe cuando volverá la comida.

Podría haber sido de alguien alguna vez, podría haber tenido un nombre, una cama, una familia, pero algo pasó. Alguien decidió que no valía la pena mantenerlo, alguien lo miró y dijo: ya no queremos ese perro. Quizás se hizo demasiado grande, quizás ladró demasiado, quizás se mudaron y lo abandonaron, quizás era inconveniente, quizás era muy caro mantenerlo, quizás tal vez solo lo olvidaron, ahora es el perro de nadie, “ese perro” que se esconde cuando los coches pasan a toda velocidad, “ese perro” que tiembla bajo la lluvia y no tiene en donde refugiarse, “ese perro” que todavía espera cada que ve un rostro humano, incluso después de haber sido tirado y que todavía cree que alguien pueda amarlo.

La gente pasa junto a él como si fuera invisible, simplemente ignorando a “ese perro”, ni siquiera lo voltean a ver, quizás pasan junto a él pensando que alguien más se ocupará de “ese perro”. Pero lo que no ven es su corazón, lo que no saben es que moriría por la primera persona que muestre su amabilidad, lo que no pueden imaginar es que “ese perro” tiene suficiente amor almacenado para curar un alma rota, porque “ese perro” recuerda lo que se siente al ser arrojado y nunca te dejaría sentirte así.

“Ese perro” se convertiría en tu perro, no sólo tu mascota, sino en “tu Perro”. Él aprenderá tus horarios, tus estados de ánimo, tus latidos del corazón, él se convertirá en tu sombra, tu guardián, tu razón para volver a casa, “tu perro” te amaría como si fueras la luna por que lo miraste cuando todos los demás miraron hacia otro lado, porque lo elegiste cuando todos los demás pasaban, porque le diste un nombre cuando él era solo “ese perro” pasaría todos los días demostrándote que valió la pena haberlo salvado, te amaría tanto que dolería, estaría tan agradecido, sería tan leal, tan devoto que te preguntarás como alguien podría haberlo tirado. “Ese perro” sentado solo en este momento, no sabe que está a una decisión de ser el todo de alguien, él no sabe que en algún lugar alguien se va a la cama solo, y que necesita exactamente lo que él tiene para dar, él no es sólo “ese perro”, él es TU PERRO, pero él simplemente no lo sabe todavía y tú tampoco.

¡Dale un patita!

Ayuda a algún animalito desprotegido. Apóyalo dándole abrigo y comida, y sino te es posible adoptarlo busca un buen hogar para él, con una familia que lo cuide y lo ame toda su vida.

Recuerda que puedes cambiar su mundo… y de paso, el tuyo.

Texto inspirado en el dolor de ver el abandono animal.

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